LOS MÁRTIRES DE LA AGRUPACIÓN CATÓLICA UNIVERSITARIA (ACU)
Nota: “¿Porque regresamos al tema de los Mártires de La Agrupación Católica Universitaria publicado el 31 de Julio de 2020?”
Porque en su ideal de libertad y su inmolación, recogen la esencia de lucha y heroísmo de nuestra generación.
Por Pedro V Roig, Esq.
El 31 de julio es el día de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, que marca la muerte de quien fue Apóstol de los Evangelios, de la piedad, y el sacrificio en defensa de la fe. San Ignacio es patrono y maestro de los Ejercicios Espirituales concebidos para fortalecer la voluntad, alcanzando la paz en los más íntimo de nuestra conciencia.
En 1926, P. Felipe Rey de Castro, prefecto del Colegio de Belén en La Habana, comprendió la necesidad de darle a los estudiantes del 4to año de bachillerato una organización que fuera trinchera espiritual de la doctrina evangélica consagrada en el apostolado de San Ignacio de Loyola (en esa época regía el plan de Enrique José Varona de 4 años de bachillerato).
En efecto, durante la Semana Santa de 1927, reunidos en las nuevas instalaciones académicas del Colegio de Belén, se hicieron los primeros Ejercicios Espirituales ofrecidos por los Jesuitas en Cuba. Participaron 22 estudiantes. La amistad entre los agrupados se fortaleció en armonía con la fe. El P. Rey predicó el evangelio de valores éticos y morales, recogidos en la doctrina de humildad y amor. Por tres días se hizo luz el concepto integral de San Ignacio: “En todo: Amar y servir”.
En el verano de ese año, el P. Rey fue trasladado a España, pero la semilla de fe cristiana estaba floreciendo en aquella primera generación de agrupados encabezados por Juan Antonio Rubio Padilla. Todos los años, hasta su regreso a Cuba el 3 de marzo de 1931, se celebraron los Ejercicios Espirituales.
Al día siguiente de su llegada el P. Rey, desplegando su inquebrantable devoción de guía y maestro, reunió a los agrupados y formalizó la fundación de la Agrupación Católica Universitaria (ACU) el 4 de marzo de 1931.
Entre 1931 y 1959, la Agrupación Católica Universitaria alcanzó un notable éxito, nutriéndose de graduados de los colegios católicos de La Salle, Maristas, Escolapios y colegios laicos, en su mayoría hijos de la creciente clase media de Cuba.
En medio de la vorágine política que desataron las dictaduras de Machado y Batista, la ACU fue un ejemplo de solidaridad y devoción por la libertad individual y la justicia social, para darle voz a los sin voz, adelantándose en el tiempo, por la pureza de sus intenciones, a la incoherencia teológica de los que en la década de los sesenta trataron de conciliar la prédica evangélica de piedad, justicia y perdón con la criminal intolerancia del Marxismo-Leninismo.
Respondiendo a las inquietudes y conflictos ideológicos vigentes al final de la Segunda Guerra Mundial por el avance del totalitarismo soviético, los agrupados, encabezados por José Ignacio Lasaga, Ángel Fernández Varela, Carlos Martínez Arango, Jorge Casteleiro, Marino Pérez Durán, Valentín Arenas, José Ignacio Rasco y Manuel Artime, predicaron con sólidos argumentos la necesidad de enaltecer la calidad de vida de los campesinos y obreros cubanos, implementado la justicia social, recogida en las leyes de la emblemática Constitución de 1940.
La ACU participó activamente en el proceso de poner fin a la violencia en la Universidad de La Habana, incorporándose al movimiento “Pro-dignidad estudiantil” que forjó destacados líderes nacionales.
El 12 de febrero de 1952, falleció el P. Rey, fundador y guía espiritual de la ACU. Su vida y su obra ejemplar continuaron presentes en la misión evangélica del P. Amando Llorente que el 2 de mayo de 1952 fue presentado a los agrupados como su nuevo director.
LOS MÁRTIRES DE GUAJAIBÓN
Fueron cuatro los primeros mártires de la ACU, brutalmente torturados el día 27 de diciembre de 1958 por criminales de la dictadura de Batista y vilmente ahorcados en Guajaibón, Pinar del Rio al amanecer del 28. Este crimen sacudió a la nación cubana.
José Ignacio Martí Santa Cruz (Nacho) de 21 años, nacido en la ciudad heroica de Santiago de Cuba. Graduado del Colegio Dolores de los Padres Jesuitas, donde se graduó con el rango de Dignidad y Excelencia. Estudiaba el tercer año de Ingeniería Química en la Universidad de Villanueva.
Julián Martínez Inclán, 20 años. Once años en el Colegio de Belén, en el que fue congregante y miembro del equipo de basketball. Estudiaba el segundo año de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Villanueva.
Ramon Pérez Lima, 22 años. Graduado del Colegio Baldor, en el que fue Excelencia. Primer Expediente en el primer año de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de La Habana, Primer Expediente en el segundo año de la carrera en la Universidad de Villanueva y profesor de matemáticas en la ACU
Javier Calvo Formoso, 21 años, graduado del Colegio de Belén donde fue Dignidad y Congregante Mariano, Miembro de la Academia de Literatura Avellaneda, profesor de la Escuela Nocturna de Obreros en Belén. Presidente de la Confederación de Asociaciones Católicas de Cuba. Estudiante de medicina en la Universidad de La Habana.
El P. Llorente resumió el sacrificio de los cuatro mártires: “Existen momentos en la Historia en que se aúnan el Heroísmo y la Gracia… para ser Mártir con mayúscula, hay que se héroe y hay que ser santo…Javier, Ignacio, Julián y Ramon: ved a través de estas simples líneas lo que encierran nuestros corazones”.
LOS HEROICOS MÁRTIRES DE LA CLANDESTINIDAD Y LA BRIGADA 2506
El 1 de enero de 1959, el dictador Batista huyó de Cuba, abriendo el trágico camino al poder totalitario del Marxismo-Leninismo con su infame carga de miseria, terror y miedo. Así fue como respondiendo al llamado de la patria, la Agrupación Católica Universitaria se unió a la legión de héroes que salieron a pelear y morir, reflejando su pureza en el ideal de libertad.
Carlos Rodríguez Santana. “Carlay” nació el 21 de julio de 1938. Estudió en el Colegio La Salle, en el Instituto de Marianao y en la Escuela Electromecánica del Colegio de Belén. En esta época su devoción cristiana lo llevó a formar filas en la ACU. En octubre de 1959, estuvo activo entre los fundadores del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR), donde contribuyó a desarrollar la formidable organización clandestina de aquella juventud heroica.
En mayo de 1960, Carlos llegó a Miami donde formó en el primer grupo de combatientes que fueron a la Isla de Useppa, y que son los fundadores de la que llegó a ser la Brigada 2506. Carlos recibió un sólido entrenamiento en Panamá, y fue posteriormente trasladado a la base Trax en Guatemala.
El 7 de diciembre de 1960, Carlos sufrió un fatal accidente al caer por un profundo desfiladero entre las altas montañas de Guatemala. Sus hermanos de lucha profundamente conmovidos por la muerte de su entrañable amigo escogieron el número 2506 asignado a Carlos para llevarlo en sus uniformes. Así fue como “Carlay” estuvo presente, con su número y su indomable coraje en los heroicos combates de la Brigada 2506.
Manuel Guillot Castellanos (Monty). Nació el 26 de septiembre de 1936. Estudió la primaria en el Colegio de La Salle y la secundaria en el Greenbrier Military Academy. De regreso a Cuba se graduó en la Escuela de Comercio de La Habana.
Manolin Guillot formó entre los fundadores del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR). Su capacidad de organización y disciplina lo convirtió en uno de los líderes más efectivos de la lucha clandestina.
En numerosas ocasiones salió y regresó a Cuba en operaciones para coordinar planes y suministros a la resistencia interna. El 17 de abril estaba en Cuba con los grupos de infiltración de la Brigada 2506, que no fueron alertados para implementar sus importantes planes de acción. ¡Otro grave error!
De regreso a Miami Monty” es informado que un traidor estaba delatando a combatientes del MRR. El 1 de mayo regresa a Cuba.
El 28 de mayo “Monty” celebra una importante reunión con los principales jefes de la resistencia. Al día siguiente (29) en una cita imprevista en la cafetería “La Copa” de Miramar, es detenido por fuerzas del G-2. El 20 de agosto, Manolin Guillot Castellanos, fue fusilado. Murió como los héroes al grito de “Viva Cuba Libre… Viva Cristo Rey”. Su vida fue una aurora de devoción y de patriotismo.
Rogelio González Corzo (Francisco). Nació el 16 de septiembre de 1932. Se graduó en el Colegio de Belén en 1950, continuó sus estudios de agronomía en la Universidad de La Habana. En los primeros meses de la revolución fue designado por el Ministro de Agricultura Humberto Sorí Marín, (Fusilado por Castro el 20 de abril de 1961) para integrar su gabinete de trabajo como ingeniero agrónomo con sólidos conocimientos en materia agraria.
Rogelio detectó el giro Marxista-Leninista que tomaba la revolución, y decidió con su amigo de la Agrupación Católica Universitaria, Manuel Artime, organizarse para la lucha clandestina participando en la fundación del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR). Su nombre de guerra fue “Francisco”.
En poco tiempo de intensa actividad “Francisco” fue inspiración y guía del MRR por su calor humano, profunda devoción cristiana y extraordinario valor personal. Para el verano de 1960 el MRR se estructuró a nivel nacional contando con numerosos miembros de la ACU.
En numerosas ocasiones hizo la peligrosa operación de viajar a Miami para coordinar planes de acción y nutrir con jóvenes dispuestos a la lucha lo que con el tiempo pasó a ser la Brigada 2506. A su regreso “Francisco” preparaba las múltiples recepciones clandestinas de radio operadores y material para la difícil tarea de lucha contra el régimen totalitario que cada día recibía de la Unión Soviética armas y personal expertos en la más cruel y efectiva represión.
“Francisco” llegó a ser la figura de mayor responsabilidad del clandestinaje en Cuba. En vísperas del desembarco de la Brigada 2506, con los planes de acción y objetivos previstos para la pelea decisiva “Francisco” fue sorprendido el 18 de marzo de 1961 por agentes de la Seguridad del Estado (G-2). Este fue un golpe absolutamente devastador para la lucha. El 20 de abril de 1961, Rogelio González Corzo “Francisco” fue fusilado en la prisión de la Cabaña. Momentos antes de su muerte gritó con voz firme: “Viva Cuba Libre. Viva Cristo Rey”. Rogelio murió como héroe de la Patria y apóstol de la libertad; tenía 29 años.
Herman Koch Gene. Nació el 16 de junio de 1939. Estudiaba Ingeniería Civil en la Universidad de La Habana. Fue uno de los primeros en unirse al Movimiento de Recuperación Revolucionaria. Participó en la protesta contra Anastas Mikoyan cuando el veterano bolchevique puso flores en el Monumento de José Martí en el Parque Central.
Joven de profunda devoción evangélica fue de los que marcharon a Guatemala cuando aún se preparaba la base, ayudando a construir las barracas y el drenaje para recibir a los jóvenes que vendrían a integrar la Brigada 2506. Herman fue asignado al batallón de paracaidistas.
La noche antes de la pelea, sentado en la pista junto a uno de los aviones que los transportaría, Herman le comentó a un amigo que el presentía su muerte en combate.
El 17 de abril de 1961, Herman saltó del avión en la zona entre Pálpite y el Central Australia. Atacado por el enemigo cuando descendía fue herido. A los pocos minutos de llegar a tierra el joven agrupado cargado de nobleza y espíritu de sacrificio murió.
Un compañero paracaidista recogió entre sus pertenencias unas reflexiones personales que llevaba al morir. Una de ellas decía: “La caridad autentica solamente es efectiva si se manifiesta en la obediencia a la voluntad de Dios y el servicio al prójimo”. Hasta el último aliento de vida, Herman Koch respondió al mandato de San Ignacio de Loyola: “En todo: amar y servir”, y nos dejó en su mensaje de fe aquel rezo de eternidad.
Juan Pereira Varela. Nació el 31 de enero de 1939. Estudió en el Colegio Baldor donde se graduó de bachiller en 1958. Ese año se incorpora a la Agrupación Católica Universitaria y a la Congregación de la Virgen. En 1960 matricula en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana.
Participó en la manifestación estudiantil de repudio contra la ofrenda floral de Anasta Mikoyan en el monumento de José Martí en La Habana. Desde los comienzos de la lucha se incorpora al Directorio Revolucionario Estudiantil (D.R.E.) en la sección de seguridad y propaganda, hasta que en el verano de 1961 pasó a ser secretario general del D.R.E, en los terribles meses que siguieron al fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos.
En medio del caos y la feroz persecución, Juanín se da a la tarea de reorganizar las filas combatientes del D.R.E. Con firme determinación, recorrió todas las provincias de Cuba en el empeño heroico de luchar por lo que redime y honra la dignidad humana.
Así fue como Juanín, el líder estudiantil de alma limpia y voluntad irreductible se ganó la admiración y respeto de sus hermanos del Directorio. Su coraje personal, su ideal de justicia social, y su fortaleza espiritual enaltecieron el sacrificio por la Patria.
El 13 de diciembre, Juanín fue informado que Juan Manuel Salvat regresaría a Cuba para continuar la lucha redentora. El 16 de diciembre partió para Pinar del Rio por donde entraría “el gordo”, para recibirlo en tierra cubana por la playita “Nombre de Dios”.
Momentos antes de llegar la embarcación, el pequeño grupo fue sorprendido. Habían sido traicionados. Juanín Pereira cayó acribillado a balazos. Al morir tenía 23 años.
Esa noche Cuba lloró y se iluminó la cruz. Sus hermanos de la Agrupación Católica Universitaria y del D.R.E. rogaron por la eterna paz de Juanín Pereira que fue en vida un lucero de la Patria y de la Fe.
* Pedro Roig, Esq. es Director del Centro Cubano de Estudios Estratégicos. Tiene una maestría en historia de la Universidad de Miami y un doctorado en derecho de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos La muerte de un sueño: Una historia de Cuba y Martí: La lucha de Cuba por la libertad. Es veterano de la Brigada 2506.