Las más influyentes presidencias de los Estados Unidos
Por Héctor Carbonell Arenas
Convertir trece pequeñas colonias, esparcidas por toda la costa atlántica de Estados Unidos, con sistemas económicos diferentes y recelosos de un gobierno central, en el país más poderoso del mundo, sólo siglo y medio después, ha sido una labor titánica. Fue necesario el pensamiento, la acción y el sacrificio de miles de ciudadanos.
Es mi intención exponer las presidencias, que a mi juicio influyeron decisivamente en este desarrollo espectacular. No me refiero a los presidentes, sino a los acontecimientos ocurridos durante sus periodos. Hubo gobernantes brillantes, que, durante sus mandatos no sucedieron hechos que influenciaron significativamente el futuro del país. Otros, no tan brillantes, desarrollaron acciones con consecuencias importantes para el destino de la nación.
La presidencia americana fue la primera en el mundo, creada sobre bases constitucionales, con el consentimiento de los gobernados y emancipada de privilegios por linaje o conquista. El Presidente es Jefe del Estado, Jefe del Gobierno y Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas. Es una institución evolutiva, cuyos poderes han aumentado, así como sus limitaciones, para adaptarse a las nuevas realidades. A la vez su autoridad está sometida al chequeo y balance con el poder legislativo y el judicial dentro del marco legal de la Constitución.
GEORGE WASHINGTON
George Washington, fue el primer presidente de los Estados Unidos y en esencia creó la presidencia definiendo la capacidad del cargo con su ejemplo. En 1775 el Congreso Continental en representación de las 13 colonias en rebeldía, reunido en Filadelfia, designó a Washington como comandante en jefe del Ejército Continental durante la guerra de independencia, sin cobrar un solo dólar de salario por ocho años y medio. Sufrió derrotas y victorias, pero mantuvo su tropa combatiendo hasta la victoria final.
Washington nació en febrero 22 de 1732, en Virginia, que era el corazón de la revolución americana, [cuatro de los primeros cinco presidentes nacieron allí.]
Durante varios años, con unos pocos miles de campesinos, mal armados y peor entrenados, enfrentó con éxito al ejército más poderoso del mundo apoyado por 30,000 mercenarios alemanes. Cuando en 1778 Francia decidió apoyarlo, la balanza comenzó a inclinarse a su favor y el 19 de octubre de 1781 el general británico Cornwallis se rindió en la decisiva batalla de Yorktown terminando la guerra.
En 1787, presidió la Convención de Filadelfia para redactar y aprobar la nueva Constitución de los Estados Unidos de América. Su respetada presencia y respaldo se consideran factores decisivos en la ratificación de la Constitución por los 13 Estados de la Unión Americana.
Sólo la gran autoridad moral de Washington, atribuida y reconocida por sus conciudadanos, pudo mantener unidos Estados tan disímiles. El Sur, agrícola y férreamente decidido a mantener la esclavitud; el Norte, dedicado a la industria y el comercio con inclinación a eliminar la esclavitud.
Los federalistas, liderados por Alexander Hamilton deseaban un gobierno central fuerte mientras los demócratas-republicanos comandados por Thomas Jefferson abogaban por un gobierno con primacía por los derechos de los Estados.
Washington, a pesar de simpatizar con las ideas de Hamilton, tuvo la sabiduría de incluirlos a los dos en su gobierno, nombrando a Jefferson secretario de estado y a Hamilton secretario de finanzas. A la hora de resolver su política exterior decidió no inmiscuirse en los conflictos europeos, ratificado en su segundo período con el Acta de Neutralidad en 1793. Asimismo, autorizó a los colonos la expansión hacia él oeste, dando origen a la política que seguirán los próximos presidentes.
En materia de finanzas los principales problemas a considerar eran las deudas de la guerra de Independencia, las tarifas de importación, los impuestos sobre el consumo y la fundación del banco nacional. Aquí Washington apoyó los planes de Hamilton, que fueron aprobados por la Corte Suprema. Al final, Jefferson respaldó las propuestas financieras de Hamilton a cambio de mover la capital de los Estados Unidos más al Sur, a orillas del río Potomac en donde se estableció la sede del gobierno federal que lleva su nombre.
Washington fue reelegido en 1792, a pesar de sus dudas decidió hacerlo ante la fragilidad de la unión, el pánico financiero y la incertidumbre de la situación en Europa que siguió a la revolución francesa. John Adams, de gran prestigio, fue nombrado vicepresidente.
En este segundo período tuvo que afrontar serios problemas con los británicos, que, sin respetar el acta de neutralidad, abordaban los barcos americanos y armaban a los indígenas del noroeste que resisten el avance de los colonos. Para evitar un conflicto con los Ingleses, tuvo que firmar el Tratado Jay ‘s en 1795, que le ganó las primeras críticas, porque no resolvía realmente los problemas de seguridad con Londres pero evitó la guerra y mantuvo una década de paz con Gran Bretaña.
En el campo doméstico, la esclavitud, que dividía a la nación desde el principio, se fortaleció por la Ley de Esclavos Fugitivos que tuvo que firmar Washington, bajo presión de los estados sureños, en pro de la Unión. También en 1794 tuvo que sofocar una rebelión de campesinos y comerciantes que se oponían al impuesto sobre el whiskey, la cual se expandió con fuerza, y fue dominada vigorosamente para que sirviera de ejemplo, tanto a los disidentes internos, como a los gobiernos extranjeros.
Washington rehusó reelegirse para un tercer período en 1796, sentando un precedente fundamental para la salud de una democracia incipiente. Esto fue respetado hasta 1940 cuando Franklin Delano Roosevelt se reeligió para un tercer mandato. Sin embargo, la enmienda No. 22 honró la decisión de Washington prohibiendo que ninguna persona pueda ser elegida más de dos veces a la presidencia, ratificada en febrero 27 de 1951.
En 1798, ante el peligro de una guerra con Francia, la patria requirió sus servicios de nuevo y el presidente John Adams lo nombró comandante en jefe de las fuerzas armadas, pero la guerra se evitó y regresó a su hogar en Mount Vernon definitivamente. Jimmy Carter en 1978 le otorgó las seis estrellas para que no existiera nadie con un rango superior a él.
En su discurso de despedida, Washington abogó por la unidad nacional de los Estados, el distanciamiento de los conflictos extranjeros y los graves peligros de los fanatismos políticos.
Murió en 1799. Como presidente, creó el modelo del poder ejecutivo, fue factor esencial en la ratificación de la Constitución de los Estados Unidos de América, mantuvo la frágil República unida, estableció y estabilizó el sistema financiero, evitó mezclarse en las guerras europeas, en su testamento otorgó la libertad a todos sus esclavos y autorizó el camino para la expansión hacia el oeste. Por todo esto, y por su gesta libertaria, se le ha llamado desde entonces: “ El primero en la guerra, el primero en la paz y el primero en el corazón de sus conciudadanos”.