La Ayuda de China a la Oligarquía Militar de Cuba
Por Pedro Roig, J.D.
Parte I
El 11 de julio de 2021, los cubanos se tiraron a las calles reclamando “cambio y libertad”. Fue la manifestación más numerosa contra la rigidez fosilizada del marxismo en Cuba. En ese día histórico, el Internet, un medio de comunicación moderno, se volvió el arma indicada para canalizar el descontento, convirtiéndose en la voz mística de la libertad.
Los militares cubanos se sintieron amenazados y sorprendidos por esta rebelión masiva pero pacífica y se prepararon para desencadenar las fuerzas vengativas de la tiranía. Los generales agresivos se abalanzaron sobre el Internet como promotor de ideas diversas, y actuando según su dogmatismo estrecho, ordenaron apagar los servicios de Internet y telefonía. Esto entre otras medidas represivas como ataques violentos contra civiles y miles de arrestos, incluso contra niños.
La infraestructura de telecomunicaciones en Cuba se encuentra dominada actualmente por equipos y conocimientos de origen chino, provenientes de las principales empresas fabricantes como Huawei, ZTE y TP-Link. Entre estos equipos se encuentran dispositivos de última generación requeridos para monitorear e identificar a aquellas personas que critican al gobierno para luego eliminar rápidamente sus conexiones al ciberespacio. El 11 de julio, los generales cubanos decidieron aplicar la última represalia al silenciar los vínculos entre usuarios dentro del territorio nacional. Este hecho demuestra el temor que generaron las protestas masivas entre los militares.
Es un hecho reconocido que China cuenta con un largo historial de controlar el Internet y los medios sociales contra las voces disidentes y que castiga severamente a aquellos que retan al sistema político. Las imágenes de la rebelión en Hong Kong le dieron la vuelta al mundo por Internet. Los manifestantes se mantuvieron en las calles durante varios días reclamando sus derechos y libertades individuales. Fueron brutalmente aplastados por las fuerzas policiacas chinas, quienes les cortaron el acceso a Internet.

Para la oligarquía militar cubana, China domina el método de utilización de Internet más eficaz posible para la propaganda y la represión. Han equipado y entrenado a agentes cubanos en el uso de la información cibernética, infiltrándose en las plataformas digitales y creando falsas identidades para espiar contra los mismos ciudadanos cubanos. La cúpula cubana, dogmática al fin, conoce y obvia totalmente el hecho de que China ha descartado la doctrina obsoleta marxista. Necesitan el conocimiento y los recursos chinos y a Pekín le interesa mantener a flote a Cuba a solo 90 millas de los EEUU.
En 1978, la antigua cultura china con su visión milenaria comenzó una profunda y flexible transformación económica con el fin de implementar cambios históricos, luego definidos con discreción en el XII Congreso Nacional del Partido Comunista China (PCC) en 1982 como “una economía socialista de mercado con características chinas”. ¡Fue todo lo que dijeron!
Una declaración críptica para el cambio monumental que significa la integración silenciosa de características capitalistas a la economía de China. Al pasar 40 años es obvio que el PCC enterró al marxismo y puso en su lugar su sistema flexible chino de “economía socialista de mercado”, o sea un capitalismo estatista dirigido por el gobierno en un país que cuenta con 626 multimillonarios chinos.
Según datos recopilados por McKinsey and Company, las empresas privadas se cuadruplicaron de solo 18% a 87% en 2018 [Katerina Bucholz, “Private Sector in China’s Main Economic Driver”, June 29, 2021].
El Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales de Londres clasifica a la clase media como aquellos que gastan de $10 a $50 diariamente [8 de diciembre de 2021]. En Cuba, después de 63 años de un estado marxista controlando la economía, el salario promedio diario de un trabajador es $0.80 ($24 por mes).
Bajo el liderazgo de Deng Xiaoping (1978), China comenzó la liberalización extensa de la economía de mercado, ganándose la reputación de “arquitecto de la China moderna”. Deng define su visión en una frase práctica: “Ser rico es glorioso”.

Pero aún, los reportes generalizados de las violaciones a los derechos humanos cometidos por China constituyen una prueba de que el poder político permanece en las manos de un estado totalitario (kleptocracia), una realidad que genera incertidumbre y limita su futuro desarrollo económico. Para la oligarquía militar de Cuba, atrincherada en su ideología marxista decrépita, la ayuda tecnológica de China para mantener el control total de Internet es de alta prioridad.
A cambio de esto, Cuba continuará proveyendo servicios de inteligencia y le brindará a Pekín la proximidad geográfica a EEUU para espiar y monitorear sus instalaciones.
Las compañías chinas son los componentes claves para construir y fortalecer el sistema cibernético de Cuba que le niega al pueblo cubano la posibilidad de vincularse y comunicarse libremente con otros individuos en Cuba y en el mundo entero. Es una capacidad temible con la que cuenta el ferozmente represivo Ministerio del Interior (MININT).
China solamente le sigue a Venezuela y Canadá como socio comercial de Cuba. El papel vital que juega China en la infraestructura de telecomunicaciones (Internet) está diseñado para que el régimen de Cuba, tal como se hizo en Hong Kong, aplaste violentamente la oposición pacífica. Son expertos en la crueldad y la represión brutal de las libertades individuales.