Hacia dónde va China
Hacia dónde va China

Por Héctor Carbonell Arena
Creo que, para saber adónde se dirige China, debemos averiguar cómo piensa su pueblo y que persiguen sus gobernantes.
Durante más de dos mil años el pensamiento chino ha sido integrado mayormente por tres grandes corrientes, el Budismo, el Taoísmo y el Confucionismo, mezcladas diabólicamente con el Marxismo en el último siglo. Sin negar la influencia de las otras, creo que las ideas de Confucio predominan en la mentalidad china por su énfasis en la educación, el orden, la responsabilidad social, la moral en el gobierno y el respeto a las jerarquías.
Mencio, uno de sus principales seguidores, añadió importantes ideas políticas como el derecho a la rebelión cuando el gobierno no cumple con sus responsabilidades y su defensa de libre comercio y mercado.
Para averiguar qué persiguen sus gobernantes, debemos ocuparnos fundamentalmente de Xi Jinping, porque desde el 2013 ocupa las tres posiciones que acaparan el poder en el gobierno chino: la Secretaría General del Partido Comunista Chino, la Presidencia de la República y la Jefatura de la Comisión Central Militar.

Su padre, Xi Zhongun, viceprimer ministro de la República China y uno de los principales fundadores del Partido comunista fue purgado durante la Revolución Anticultural cuando todavía era un niño. Su hermana mayor Xi Heping se ahorcó por los abusos y humillaciones. Después de una niñez tormentosa fue transferido a una aldea rural para reeducarse, limpiando estiércol y durmiendo en un sótano. Posteriormente, trató infructuosamente en nueve oportunidades de ingresar al Partido Comunista. Insistió una décima vez, lo logró y ya nadie pudo detenerlo, todo el Poder es suyo.
Ideológicamente Xi Jinping está más cerca de Confucio y Mussolini que de Carlos Marx. Cree con el primero que el sufrimiento lo hizo mucho mas fuerte y con el segundo en la grandeza de la Nación y la añoranza de un pasado imperial, su obsesión es llevar a China a la cúspide del poder mundial y opacar a Mao Tse Tung que destruyó su familia. El no trabaja para el Partido, el hace que el Partido trabaje para él.
Xi Jinping no atacará ni a Estados Unidos ni a ninguno de sus aliados si no tiene la seguridad absoluta de tener la superioridad económica y militar. Esto está lejos de suceder como explicaremos más adelante. El caso de Taiwán es diferente, dependerá fundamentalmente de quien este en la presidencia de Estados Unidos cuando se produzca una amenaza real y que otros factores estén en consideración en el momento. Sin duda es un objetivo prioritario para Xi Jinping.
Los pueblos, cuando son derrotados, tienden a pensar que sus protestas y sacrificios fueron en vano, la historia nos demuestra que no siempre es así. La explosión popular que se produjo en la Plaza Tiananmen, sofocada con un salvajismo que los chinos no experimentaban desde los tiempos más oscuros de Mao Tse Tung, produciría sus frutos. Muy pocos años después, el gobierno comenzó a realizar cambios, que, prolongados en las décadas siguientes, han logrado que cientos de millones de sus ciudadanos hayan podido salir de la pobreza y que el país haya alcanzado un lugar respetable entre los países más poderosos del mundo.
Los amantes de la historia económica saben que los crecimientos espectaculares no se prolongan en el tiempo, solo se producen cuando todos los factores positivos coinciden en una época. El aumento promedio anual de un 10% ya empezó a descender hace varios años y se redujo a la mitad en el 2023, aunque el 5% sea una cifra respetable hay razones para asegurar que este índice seguirá descendiendo en el 2025 y el 2026.
Una de las principales razones, el descenso en el Comercio y las inversiones extranjeras, en el 2023 llegó al nivel más bajo en los últimos treinta años, esto solo va a empeorar por las sanciones de Estados Unidos y sus aliados occidentales. La ausencia de estado de derecho, la corrupción agigantada por la súbita riqueza, la crisis inmobiliaria y financiera con altos niveles de la deuda, el desempleo entre la juventud, el envejecimiento de la población, el abandono rural y el surgimiento de una clase media con nuevas demandas y expectativas no auguran una nueva primavera para la economía china.
China ha logrado duplicar su poderío naval en este siglo y ha alcanzado a Estados Unidos en algunos renglones, pero su capacidad de combate es todavía muy inferior. China tiene solo tres portaaviones y Estados Unidos tiene 11. Ventajas similares podemos observar en aviones de combate, submarinos de propulsión nuclear con misiles balísticos, bombarderos y tanques. El presupuesto de Defensa de Estados Unidos es superior a los de China, Rusia, Irán y Corea del Norte combinados.
Si consideramos la geopolítica, China solo cuenta con Corea del Norte en su área mientras Estados Unidos tiene de su lado a Japón y Corea del Sur, ambos con poderosos ejércitos, y relativamente cerca a Filipinas y Australia En el medio Oriente su principal aliado tendría que enfrentarse a Israel, mejor equipado y con gran experiencia de combate. En cuanto a Rusia, la guerra de Ucrania ha demostrado que los países europeos de la OTAN serían más que suficientes para neutralizar a sus fuerzas armadas.

Partiendo de este panorama realista, podemos elucubrar que Xi Jinping es un hombre de gran inteligencia y todavía mayor paciencia y perseverancia, que conoce todo lo que hemos analizado aquí y no estaría dispuesto a arriesgar lo que ha logrado con tanto sacrificio sin una plena seguridad de victoria. Sabe que no la tiene y seguirá trabajando obstinadamente hasta lograrla. Tiene un enorme obstáculo en el camino, se llama Donald Trump y el nuevo vigor que ha infundido en la nación americana.