Capítulo II – MACEO, GÓMEZ Y MARTÍ RUMBO A CUBA
Por Pedro V. Roig
CAPITULO 2
La Guerra de Independencia había comenzado y Antonio Maceo acepta ir a Cuba en la expedición que organiza Flor Crombet con quien tanto él, como su hermano José, había tenido sensibles fricciones. Los españoles se movilizan en Centro América para impedir la salida de los cubanos pero comprando pasajes en un vapor, los veintidós expedicionarios partieron el 25 de marzo con destino a Nueva York.
El capitán de la nave, Mr. Sampson se había comprometido a pasar cerca de las costas de Oriente para que en pequeños botes pudieran ir a tierra los expedicionarios. El 27 por la mañana fondearon en Kingston, Jamaica, zarpando a las pocas horas con 55 pasajeros más, por lo que Mr. Sampson consideró que no podía cumplir su compromiso previo.
Al anochecer del 29 de marzo llegaron a Fortune Island, colonia inglesa del archipiélago de Las Bahamas. El capitán Sampson intercedió a nombre de los cubanos, con un amigó; rico armador y vice cónsul de los Estados Unidos en aquella isla, Mr. Farrington quien se ofreció a respaldar a los expedicionarios. Con esta inapreciable ayuda se logró alquilar una goleta y contratar los servicios de un patrón, Mr. Salomón Key y dos tripulantes, para ir a la isla de Inagua, del mismo archipiélago pero muy próxima a las costas de Oriente. (1)
El 30 de marzo a las 4 de la tarde partieron en la goleta “Honor”. Ya en alta mar se les ofreció cien pesos oro americano a los tres marinos para llevar la embarcación a Cuba, a lo que estos accedieron. A las doce de la noche se repartieron los once rifles de que disponían. A la una de la mañana los expedicionarios, con profunda emoción, pudieron distinguir las primeras luces del Faro de Maisí en el extremo oriental de la Isla.
Era noche de tormenta y las olas hacían muy peligrosa la maniobra de llegar a la playa pero Maceo había decidido tomar el riesgo necesario y finalmente se vieron obligados a sacrificar la goleta, echándola sobre la costa. Los veintidós expedicionarios y los tres tripulantes se lanzaron al mar para ganar la playa que resultó ser “Duaba” en las inmediaciones de Baracoa. Amanecía el 1ro. de abril de 1895 y acababa de tocar tierra cubana el legendario héroe, Antonio Maceo.
El 2 de abril un despacho cablegráfico remitido por la agencia Fabra desde Londres anunciaba que Maceo había logrado desembarcar en Cuba (2). Al día siguiente otro despacho fechado en La Habana confirmaba oficialmente la noticia del desembarco de Antonio Maceo en Cuba.
Los expedicionarios de la goleta “Honor” fueron sorprendidos el 8 de abril en el cafetal “La Alegría”. Dispersados por el furioso ataque de los voluntarios al servicio de España, Antonio Maceo escapó rumbo al sur seguido de cinco expedicionarios, Flor Crombet y José Maceo con cuatro compañeros más en otra dirección; un tercer grupo de combatientes al mando de Agustín Cebreco se internó en la espesa manigua.
El día 10, el grupo de Flor Crombet y José Maceo fue nuevamente sorprendido en “Alto de Palmarito”. Crombet cayó combatiendo; una bala atravesó su cráneo. José Maceo se tiró por un farallón logrando escapar. Fue el único que se salvó. (3)
El grupo de Antonio Maceo prosiguió la marcha incierta, bajo torrenciales aguaceros, entristecidos por la noticia de la muerte de Flor; el día 12, Maceo logró escapar de la persecución, con tres de sus acompañantes, alimentándose por varios días con raíces, naranjas agrias y otros frutos silvestres.
LLEGADA DE ANTONIO MACEO AL CAMPAMENTO MAMBÍ
El 20 de abril, un pequeño destacamento mambí enviado por Pedro (Periquito) Pérez en busca de los expedicionarios los encontró en Vega Bellaca. Juan Maspons Franco, joven santiaguero, describe la histórica escena:”Eran las seis de la tarde. De pronto entraron en el campamento tres jinetes cubanos. Uno era alto de constitución maciza, barba descuidada, semblante agradable, mirada profunda y escrutadora… Vestían de paño negro y sombrero de castor.
Todos los que allí estaban fijaron su vista en los recién llegados. Hubo un momento de gran silencio. Nadie hablaba. La sorpresa se veía pintada en todos los rostros… ¿No podía ser una comisión? Jamás pude explicarme lo que en aquellos momentos sucedió. Todos estaban como en suspenso. ¿Presumían tal vez quien fuera el huésped de la barba? Sin darnos cuenta, nos encontramos de pie y en actitud respetuosa.
Rompió el silencio, el que vestía de negro y con una plácida sonrisa en los labios y satisfacción marcada en el semblante dijo: ¿A que no me conocen?.. Después continuó: “Parece mentira que mis antiguos soldados del 68 no me tengan presente. ¿Qué tan viejo estoy? Entonces varios exclamaron: ¡Es el General Antonio…!” (4)
Al día siguiente Antonio Maceo asumió el mando de la provincia de Oriente dictando órdenes a los jefes insurrectos. En comunicación oficial al General Bartolomé Masó le anunciaba:”Tengo el gusto de comunicar a Usted que con esta fecha he asumido el mando de este cuerpo del Ejército… lo que pongo en su conocimiento para que así lo haga saber a las valerosas fuerzas de su digno mando…” (5)
JOSÉ MARTÍ Y MÁXIMO GÓMEZ DESEMBARCAN EN CUBA
El primero de abril, mientras Antonio Maceo y sus hombres se adentraron en territorio de Oriente; Máximo Gómez y José Martí acompañados de los veteranos del 68, Ángel Guerra y Francisco Borrero y los dominicanos César Salas y Marcos del Rosario embarcan en Cabo Haitiano a bordo de la goleta “Libertad” al mando del capitán Bastian. El día 2 a las diez de la noche fondearon en la isla Inagua por donde 24 horas antes había navegado la expedición de Maceo.
El día 3, Bastián se niega a cumplir su compromiso de llevarlos a Cuba; pocas horas más tarde las autoridades británicas registran la goleta y obligan a pagar derechos de aduana por los revólveres, únicas armas que han visto. A las 6 de la tarde regresa Bastián con la noticia que dos tripulantes se han arrepentido de continuar el viaje.
“Por fin, la fuerza de la tenacidad de Martí, ha logrado arrancar a este hombre cruel, 400 pesos… A las dos de la tarde entra en puerto un vapor de carga, va para Cabo Haitiano y resolvemos tomar pasaje en él”. El día 5 a las 6:00 p.m. se embarcan en el “Nordstream” ajustando con el Capitán, quien promete ayudarlos, el desembarco en Cuba. (6)
De regreso en Cabo Haitiano el día 6 se dispersan por la población para no ser notados(7). El día 9, a las ocho de la noche regresaron al vapor que no zarpó hasta el día siguiente a las 2 de la tarde con destino nuevamente a la Isla Inagua, donde arriba el 11. En este puerto adquieren un pequeño bote en 100 pesos y lo embarcan en el vapor que parte esa misma tarde para Cuba.
“Pasamos rozando a Maisí y vemos la farola. Yo en el puente. A las 7:30, oscuridad. Movimiento a bordo. El capitán conmovido” (8). A las ocho de la noche se sitúan a 3 millas de la costa sur, en las cercanías de Baracoa.
“El vapor se detiene un momento y rápidamente se descuelga un bote, se carga de armas y pertrechos y caen dentro de él seis hombres; cualquiera diría que eran seis locos. Llueve grueso al arrancar. Ideas diversas y revueltas en el bote. Más chubasco. Martí y César (Salas) a proa, reman muy mal… Yo (Gómez) he agarrado el timón que apenas lo entiendo, que al fin se zafa y se pierde. La oscuridad es profunda y el chubasco arrecia… Ya son las diez de la noche y no hemos podido llegar a tierra… pero la fortuna nos depara un recodo, “La Playita”, allí dirigimos nuestra embarcación” (9).
A las diez y media de la noche del 11 de abril de 1895 a los 46 días escasos de iniciado el alzamiento, José Martí, el delegado del Partido Revolucionario y Máximo Gómez, el General en Jefe, tocaban suelo cubano. El 23 de abril, José Maceo se unía a las fuerzas que a las órdenes del coronel Victoriano Garzón buscaban a Gómez y Martí, a quienes encontraron el día 25 en Arroyo Hondo.
Martí escribe en su Diario de Campaña: “Maceo (Jose) vino a buscarnos… Hamacas,calderas, el campamento duerme…A las 5, abiertos los ojos, colt al costado, machete al cinto, espuela a la alpargata y ! a caballo!” (10)
En Madrid había urgencia por poner fin al alzamiento. De inmediato se nombró al “ Pacificador del Zanjón” don Arsenio Martínez Campos, Capitán General de Cuba . El 15 de abril la nave que conducía Martínez Campos fondeaba en el Puerto de Guantánamo.
LA MEJORANA
Para el 26 de abril, Maceo, Gomez y Marti estaban seguros en campamentos mambises. El 5 de mayo los tres jefes de la revolución tienen la histórica reunión en La Mejorana. Martí describe la llegada de Maceo “ …con un caballo dorado, un traje de holanda gris, ya tiene plata la silla, airosa y con estrellas. Salió a buscarnos porque tiene a su gente de marcha” (11).
Máximo Gómez relata así el encuentro: “Nos movimos por el Triunfo almorzando en el Ingenio. (La Mejorana)… en unión del general Antonio Maceo, cuyo jefe encontramos por aquí, sin que anduviesen en operaciones, según nos habían anunciado…” (12). Después de los saludos de ocasión, se separan Maceo y Gómez situándose en el amplio portal de la casa vivienda del ingenio. Martí queda no muy lejos inquieto y desairado.
En la corta entrevista que celebraron Gómez y Maceo en La Mejorana se fijaron las bases de la campaña de la Invasión, fijando la fecha en que habría de comenzar la marcha del Ejército de Liberación al Occidente de Cuba (En el mes de octubre).
Llamado Martí a la conferencia se alejaron los tres. Maceo planteó que el puesto de Martí no era en la manigua, sino en los Estados Unidos, donde las gestiones diplomáticas y el abastecimiento de las fuerzas revolucionarias exigían su vasta experiencia organizativa.
Martí insiste en la necesidad apremiante de formar un gobierno en armas que acelere y facilite el reconocimiento de la beligerancia mambisa. Martí visiblemente contrariado por la actitud de Maceo anota en su diario: “…que Maceo tiene otro pensamiento de gobierno: una junta de los generales… la patria, pues y todos los oficios dé ella… como Secretaria del Ejército”. (13)
Nos vamos a un cuarto a hablar. No puedo desenredar a Maceo la conversación: ¿pero usted se queda conmigo o se va con Gómez? Y me habla, cortándome las palabras, como si yo fuese la continuación del gobierno leguleyo y su representante. Lo veo herido, “Lo quiero, me dice, menos de lo que quería”— por su reducción a Flor en el encargo de la expedición y gasto de sus dineros”. (14)
Martí, preciso y firme, insiste que no abandonará el territorio de Cuba hasta que los delegados no se reúnan para elegir gobierno y que no se marcharía sin antes haber entrado en combate (15). Martí escribe en su Diario: “No quiere (Maceo) que cada jefe de operaciones mande el suyo, nacido de sus fuerzas; él mandará las cuatro de Oriente: dentro de 15 días estarán con usted. Y serán gentes que no me las pueda enredar allá el sabio Marti. En la mesa opulenta y premiosa, de gallina y lechón vuelve al asunto: me hiere y me repugna; comprendo que he de sacudir el cargo, con que se me intenta marcar, de defensor de las trabas hostiles al movimiento militar.” (16)
Martí se sostiene enérgico: ” Muestro mi descontento de semejante indiscreta y forzada conversación a mesa abierta, en la prisa de Maceo por partir… Allí cerca están sus fuerzas, pero no nos lleva a verlas; las fuerzas reunidas de Oriente—Rabí, de Jiguaní; Busto, de Cuba; las de José que trajimos. A caballo, adiós rápido. Por ahí se van ustedes y seguimos, con la escolta mohína; ya entrada la tarde, sin los asistentes, que quedaron con José, sin rumbo cierto, a un galpón del camino, donde nos desensillamos… Y así como echados y con ideas tristes, dormimos.” (17)
La página del día 6 de abril del diario de Martí fue arrancada de ahí que sobre la entrevista de La Mejorana solo se alcanzan a descubrir algunos aspectos de ésta. En La Mejorana, Maceo que sin dudas sintetizaba el pensamiento de los veteranos del 68 y en especial de los orientales y que en la práctica, se ajustaba a la realidad de la guerra irregular guerrillera, no supo superar su vieja herida de la expedición de Crombet.
Martí con su delicada firmeza creyó ver en la propuesta de Maceo el germen de las terribles luchas de caudillos militares en América Latina. Maceo por su parte no comprendió que Martí no planteaba un gobierno civil al estilo de aquel conflictivo Gobierno en Armas de la Guerra de los Diez Años. Martí tenía muy arraigado el sentido de la disciplina: de lo contrario no hubiera habido alzamiento el 24 de febrero.
El día 6 Maximo Gomez escribe en su Diario: “ al marchar rumbo hacia Bayamo, confusos y abismados por la conducta del General Antonio Maceo,tropezamos con una de las avanzadas de su campamento de más de 2000 hombres y fuerza nos fue entrar. El General se disculpó como pudo…y nuestra amarga decepción de la víspera quedó curada con el entusiasmo y respeto como fuimos recibidos y vitoreados por aquella tropa. (18) Durante dos horas las tropas orientales al mando de Antonio Maceo aclamaron a Maximo Gomez y a Jose Marti, que se despidieron emocionados por la espontánea explosión de júbilo.
El Apóstol sereno y satisfecho aceptó las excusas porque comprendía la suprema importancia de Antonio Maceo por su carisma, su legendario coraje en combate y su fulminante genio táctico, en aquel minuto decisivo de la Guerra de Independencia. Una vez más, Martí demostró ser el líder conciliador y pragmático. El 13 de Mayo Maximo Gomez en espera de Bartolomé Masó decide “acampar en Dos Ríos”. (19)
BIBLIOGRAFÍA
(1) Papeles de Maceo.
(2) El Imperial (Madrid 2, de abril de 1895).
(3) Masó, Historia Pág. 308
(4) Franco José L. Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida. (La Habana 1970) Pág. 107 y 108.
(9) Gómez, “Diario”. Pág. 327
(10) Martí, ‘ “Diario”. Pág. 301
(11) Ibid
(12) Gómez, “Diario”. Pág. 333
(13) Martí, “Diario” – Pág. 306
(14) Ibid
(15) Manach Opcit – Pág. 244
(16) Martí, “Diario” – Pág. 307
(17) Gómez, “Diario”. Pág. 333
(18) Ibid – Pág 334
(19) Gómez, “Diario”. Pág. 335
– Pedro V. Roig
Pedro V. Roig, historiador (University of Miami,1974) y abogado (St. Thomas University,1989) es Director del Centro Cubano de Estudios Estratégicos, autor de numerosas monografías, ensayos y libros sobre temas históricos y políticos. Veterano de la Brigada 2506, Director de Radio Televisión Martí (2003-2010). Roig pertenece a la generación de cubanos que no han tenido descanso en la lucha por la libertad.